domingo, 23 de abril de 2017

La isla

Después del éxito de Bora Bora (tenéis la entrada aquí), me decidí a probar más juegos del diseñador Stefan Feld, decidiéndome por La isla. Quizá no sea de los más famosos (como Trajan o Los pilares de la Tierra), pero es lo que tiene encontrarse un juego en oferta, que son irresistibles...

La isla está editado por Ravensburger, en una edición en inglés, francés y alemán. Sinceramente, no sé si se ha llegado a editar en español, porque no lo he visto en ninguna tienda física. Es una cajita tamaño folio más o menos, con componentes muy coloridos aunque sencillos. El tablero es poligonal modular, quizá lo más bonito del juego. Además trae un buen macito de cartas, exploradores de plástico y cubitos de madera de colores como recursos. También trae una especie de "tableros" personales que parecen bolsillitos para las cartas, para mi gusto nada prácticos, pero cumplen su función.



 El objetivo del juego es conseguir el mayor número posible de puntos de victoria, lo cual se traduce en capturar animalitos de distintas especies. Para ello, el turno se divide en tres fases:
  1. Colocar/mover un explorador en el tablero, o bien, coger un recurso, el que queramos. Hay varios tipos de recursos, que solo se diferencian entre sí en el color (cubitos de madera). Estos recursos son necesarios para mover/colocar los exploradores en el tablero: los exploradores solo pueden estar en las zonas de colores (amarilla, marrón, verde o gris), para lo cual tienes que pagar tres cubos del color correspondiente. Si no los tienes, no puedes mover explorador, razón por la cual en ocasiones te verás obligado a coger recursos y ahorrar un poquito.
  2. En esta fase juegas con las cartas de tu mano, siguiendo el proceso que se muestra en el tablerito/bolsillito personal. 
  3. Fase de "subir" animales, que explicaremos después.

Cada turno tendrás tres cartas. Cada carta tiene tres partes: una acción, un recurso y un tipo de animal, por lo que en la fase dos hay que asignar cada una a una función, es decir, cuál te dará un recurso, cuál te dará una habilidad especial, y cuál te subirá el animal correspondiente.


Una vez hecho esto, la carta de habilidad se queda para siempre a tu disposición, y dicha carta se guarda en uno de los bolsillitos. Después robas el recurso correspondiente de la carta que hayas elegido y la descartas.

La última fase del turno es para mí la más original, y donde se encuentra la miga del juego. Es además la fase en la que se ganan los puntos que luego te darán la victoria (o no).

Antes de esta última fase, vamos a aclarar cómo se capturan animales. Ya hemos dicho que en la primera fase se pueden colocar o mover exploradores en el tablero a las zonas de colores. En dicho tablero se colocarán inicialmente unas fichitas de colores aleatorias correspondientes a diferentes animales (cada animal tiene un color distinto), que son las que queremos capturar. Cuando hay un explorador del mismo color en cada zona de color que rodea a la ficha del animal, este animal es capturado por el jugador, que lo añade a su reserva. Así de fácil. El tablero está diseñado de tal forma que hay zonas en las que se necesitan dos, tres o cuatro exploradores, pero no hay que preocuparse por pensarlo, porque viene todo indicado con numeritos en el tablero.



Pues bien, las fichas que vayamos acumulando nos darán puntos al final de cada turno, para lo cual entra en juego la tercera carta de nuestra mano, de la cual cogemos el animalito en puntuamos. Por ejemplo, si elegimos una carta con un mosquito, ganaremos un punto por cada ficha de mosquito que poseamos. Además, el mosquito subirá una posición en el tablero de animales. Cada jugador hace lo mismo con el animal de la carta que ha elegido.



El juego continua de esta forma hasta que tres animales han sobrepasado la línea del tres.

Si os fijáis en este tablero, cada tres casillas hay un número (0, 1, 2 ó 3), muy importante de cara a la puntuación final. 

Para la puntuación final, se cuentan las fichas que cada jugador posee, multiplicado por el valor de cada animal, que viene dado por su posición en el tablero de animales. Siguiendo con el ejemplo del mosquito, si hemos conseguido subirlo hasta la zona del tres y tenemos cuatro fichas de mosquito, conseguiremos doce puntos, y así con cada animal. El que tenga más puntos al final de la partida, gana.

La verdad es que es mucho más sencillo de los que parece, después de un par de turnos se coge la mecánica rápidamente. Es un juego fácil, rápido (no se tarda más de 40 minutos por partida), y que en general funciona bien con cualquier número de jugadores, aunque claro, cuantos más sean más interacción habrá en el tablero.

La mecánica de las tres cartas recuerda un poco al Gloria a Roma, en el sentido de que cada carta puede valer para cosas distintas (recurso, habilidad o animal). Sin embargo, al tener únicamente tres cartas aleatorias en la mano, las decisiones son mínimas y bastante fáciles, porque normalmente, o bien necesitas un recurso desesperadamente, o bien una de las habilidades es tan buena que no la puedes dejar pasar. Esto hace que el juego sea bastante ágil, y que cualquiera, jugón o no, pueda aprender rápidamente.


Opinión de Zeros
Creo que es el único juego de mercado de valores que tenemos, y por algo será... Es vistoso sobre la mesa, no lo voy a negar. La mecánica de la cajita con las cartas de acción es una idea interesante. Y ya. El juego es sosete, no hay casi interacción en el tablero más allá de que se te adelanten y te quiten la ficha que querías. Jugamos de vez en cuando, cuando queremos algo mono y sin grandes pretensiones, y quizá tendríamos que probarlo más veces con 4 jugadores, pero para mi es totalmente pasable. Si quiero un buen juego de cartas con múltiples usos, tengo gloria a roma, si quiero juegos ligeros y divertidos para un ratito, se me ocurren al menos 10 que jugaría antes.


Opinión de Kya
Compré el juego porque el diseñador me ofrecía ciertas garantías, y me parecía muy mono, a quién quiero engañar. Yo que esperaba un juego denso y de romperse la cabeza, me llevé un chasco cuando descubrí que era bastante ligerito, y que chicha tenía  más bien poca. A mí, personalmente se me queda un poco corto, ya que el azar juega un papel bastante importante, y las decisiones disponibles son mínimas. Sin embargo, puede ser una buena opción para jugar con niños, o con gente que no le van los juegos más densos. 





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